Adam Zagajewski, un gran poeta polaco y europeo
Excelente prosista, autor de diarios y ensayos, aparte de poeta de prestigio internacional, con libros maravillosos como 'Antenas', 'Mano invisible' o 'Tierra del fuego', un rastro melancólico de nostalgias, de adioses encadenados, se reparte por sus más memorables libros

Escribo estas líneas aún sobrecogida por el dolor. Estos días me escribían amigos muy queridos de Varsovia diciéndome, esperanzados, que probablemente Adam, Adam Zagajewski , el gran poeta e intelectual polaco, de vocación europeísta, premio Princesa de Asturias 2017 , superaría la enfermedad ... repentina -no relacionada con la triste plaga actual- que lo tenía postrado en un hospital de Cracovia. ¡Su querida Cracovia! «No puedo ser historiador de Cracovia –había dicho en su magnífico libro de recuerdos 'En la belleza ajena'- tan sólo puedo intentar volver a algunos momentos, a algunos lugares, acontecimientos; a unas cuantas personas que amaba y admiraba. Me interesan las paredes de las casas, los muros, el lugar en el que vivimos no es indiferente de la conformación de nuestra existencia».
Excelente prosista, autor de diarios y ensayos, aparte de poeta de prestigio internacional, con libros maravillosos como 'Antenas', 'Mano invisible' o 'Tierra del fuego', un rastro melancólico de nostalgias, de adioses encadenados -a su querido padre, a la bella ciudad de su familia, Lvov, abandonada tras la guerra- se reparte por sus más memorables libros. En ellos se repiten sin cesar los rastros culturales, los traslados vitales y las huellas sensibles de ciudades vividas o almacenadas míticamente en su interior más profundo. También países europeos -Francia, Italia- en los que vivió por temporadas, aparte de la ciudad de Chicago donde daba clases, y que amaba casi tanto como el suyo. En una ocasión le pregunté «Adam, si no vivieras en Polonia ¿en qué país te gustaría vivir?». Y sin dudarlo un momento dijo: «En Italia». Pero sé que en los últimos años también quiso mucho a España , encontrarse periódicamente con amigos y lectores españoles.
Nada más fallecer en 2014 nuestro común, y muy añorado amigo, el editor y ensayista barcelonés, Jaume Vallcorba , fundador de Acantilado , me escribió y me dijo: «¿Estás de acuerdo en sustituir a Jaume en el jurado del Premio Zbigniew Herbert?». Adam era patrono de la Fundación Herbert, creada en memoria del gran poeta polaco. Desde entonces he ido cada año y cada año me encuentro en Varsovia con algunos de sus más queridos amigos de diversos países, igualmente miembros del jurado: el gran poeta neoyorquino Edward Hirsch y el escritor y editor alemán Michael Krüger , entre otros. Tras las deliberaciones y jornadas del premio todo acababa siendo siempre un acto fraternal y alegre de amistad con Adam Zagajewski. Una de las personas más cálidas y humanas, así como uno de los más grandes intelectuales europeos de nuestro tiempo, que probablemente me será dado conocer. Descanse en paz.
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